Biomasa

La Biomasa es la abreviatura de  masa biológica, y es una fuente de energía renovable, que se compone de la materia viva producida por plantas y animales. La energía que se encuentra integrada en la biomasa es la derivada del sol, la cual a través de los cloroplastos (pequeñas “factorías” presentes en las plantas) que usan la misma (en forma de energía luminosa, o fotones), el CO2 presente en el aire, y el agua del suelo para fabricar carbohidratos (azúcar, celulosa, etc.).

De esta manera la energía original proveniente del sol, se almacena ahora en todos estos componentes y en parte se traspasa a los animales en la cadena alimenticia. Así quedan configurados un tipo de almacenes de energía solar en los restos de las plantas y los excrementos de los animales.

Existen diferentes tipos de biomasa,  las cuales se clasifican considerando su procedencia.  Por ejemplo la llamada biomasa natural, se produce en forma espontánea en la naturaleza, como es el caso de las podas naturales de los bosques. La biomasa residual, que procede de recursos generados en las actividades agrícolas, forestales, en procesos de la industria agroalimentaria y de la industria de transformación de la madera.

La procedente de vertidos biodegradable formados por aguas residuales urbanas e indutriales, llamada biomasa residual húmeda, y también la de los residuos ganaderos.

La metodología para transformar la biomasa en energía es variada. Los métodos más utilizados son los termoquímicos y los biológicos.

Los métodos termoquímicos aplican tres tipos  de procesos que se diferencian en la cantidad de oxígeno que intervienen en la transformación, el de combustión, el de pirólisis y gasificación.

Por su lado los métodos biológicos utilizan diversos tipos de microorganismos que degradan las moléculas a compuestos más simples de alta densidad energéticas. Son métodos adecuados para biomasa de alto contenido en humedad, los más conocidos son la fermentación alcohólica para producir etanol y la digestión anaerobia, para producir metano.

La transformación de la biomasa puede dar origen a distintas energías:

Energía térmica. Agua o aire caliente, vapor. Es la aplicación más extendida de la biomasa natural y residual. Los sistemas de combustión directa se pueden utilizar directamente para cocinar alimentos, para calefacción o secado. Además, es posible aprovechar el vapor que se desprende para producir electricidad o para procesos industriales.

Energía eléctrica. Se obtiene, sobre todo, a partir de la transformación de biomasa procedente de cultivos energéticos, de la biomasa forestal primaria y de los residuos de las industrias. En determinados procesos, el biogás resultante de la fermentación de la biomasa también se puede utilizar para la producción de electricidad. La tecnología a utilizar para conseguir energía eléctrica depende del tipo y cantidad de biomasa.