No hay marcha atrás (el pico de Hubbert)

Con este post no pretendo en absoluto descubrirle a América a nadie, ni profundizar en el amplio y muy ameno mundo de la conspiranoia, ámbito en el que (tristemente) más familiarizados están con la teoría del pico de Hubbert. Simplemente, quisiera poner esta información a disposición del número más amplio posible de personas, para que esas personas puedan valorar esta información y actuar en consecuencia.

Bueno, habrá que empezar indicando quién era M. K. Hubbert (1903-1989). El doctor Hubbert fue un geofísico tejano educado en la Universidad de Chicago y que trabajó como investigador para la poderosa petrolera Shell hasta 1964, antes de dar clases en Stanford y Berkeley. Vamos, que no era un don nadie. Hubbert ha pasado a la posteridad como el creador de la curva de Hubbert.

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Todo esto ya está liquidado…

Esa curva de Hubbert no es más que una campana de Gauss orientada a la relación entre el precio del petróleo y el coste de su extracción. Hubbert argumentó, aplicando ese modelo matemático a la extracción práctica de crudo, que llegaría un momento en el que el coste de la extracción superaría necesariamente el precio de venta del oro negro, por razones técnicas y de escasez.

El fin del modelo es un hecho. Ahora, toca tomar decisiones para adaptarse al nuevo escenario

Y el tío acertó. En 1956, predijo que el pico se produciría en EEUU entre 1965 y 1970, algo que ocurriría en 1971 y que hoy está ampliamente demostrado y aceptado. El mismo modelo se aplicó a otros países y al mundo en su conjunto. No hay acuerdo en la fecha del pico mundial: 2006, 2010 ó 2011. En cualquier caso, probablemente ya ha ocurrido. El mundo pierde dinero con el petróleo.

Si no hemos abandonado ya el modelo de crecimiento basado en las energías fósiles (todas ellas abocadas al mismo destino tarde o temprano) es porque hay fuertes intereses implicados en exprimir y seguir amortizando un modelo que fue muy costoso construir. Pero ya empresas como ChevronTexaco y Repsol-YPF han reconocido, tras décadas de negación y ocultamiento, el hecho consumado.

Y si todo esto está claro, ¿por qué seguimos echándole gasolina a nuestros coches? Bueno, mientras estemos dispuestos a seguir pagando el encarecimiento de su producción… No obstante, tal vez sea el momento de que cada uno mire a su alrededor, se pare a pensar un momento y tome algún tipo de decisión radical a largo plazo. Por el bien de cada uno, simplemente.